miércoles, 2 de abril de 2008

3, 2, 1 top top top

La culpa de todo la tuvo mi viejo ¿Quién lo mandó a llevarme al rally cuando yo apenas cruzaba mis primeros inviernos? ¿Quién lo mandó a meterme en el mágico mundo de motores y fierros que rugen como pumas entre las místicas montañas cordobesas? En realidad, estas preguntas son irrelevantes a esta altura. Soy un apasionado del rally. No de los fierros en general, no me desvivo por ir a una carrera de TC2000, tampoco soy de esos que se la pasan franeleando el auto todo el día, pero si me declaro adicto al rally, al asado, a la montaña, a los amigos y al fernet.

Hace ya más de tres años que no voy con mi padre a ver esta carrera. Ya está viejo y no se banca mucho pasar la noche helándose las orejas. Ya no quiere embarrarse ni esperar diez horas a que pase un auto. Él dice que ya está cansado de ver autos (vale aclarar que mi papá hace más de 40 años que es mecánico), pero para mi está viejo y no lo quiere admitir.

La cosa es que en estos últimos tres años, he disfrutado del rally como nunca. Terminé de descubrir lo que sucede en ese mágico mundo de tribunas improvisadas en las laderas de las montañas. He aprovechado cosas que cuando iba con mi padre no las podía hacer. Por eso es que estoy aquí, para escribir algunas explicaciones de lo que es el Rally. Vale aclarar que se nombrará varias veces la palabra “Fernet”, no reconocida por el corrector ortográfico de Word. Básicamente, esta palabra describe a un aperitivo que se prepara con hielo y Coca-cola. Más adelante nos referiremos más detalladamente al ritual del preparativo de esta bebida.

La carrera y sus preparativos

La carrera siempre comienza un día jueves de cualquier semana del año. Pero para los fanáticos comienza un mes antes, cuando se empiezan a realizar los primeros preparativos para la gélida estadía en la montaña: Primero se convoca a la tropa, en base a esto se tiene en cuenta la cantidad de vehículos necesarios para realizar el viaje. No cualquier automóvil está preparado para tal expedición, por eso se descartan los más ancianos y los más pequeños. Cuando la selección de vehículos concluye, se da paso a la eliminación de personal menos capacitada para ir a la carrera: ancianos, aburridos, vagos y demás. Una vez echa esta clasificación de viajantes, se dispone a realizar la recaudación del dinero correspondiente y la compra de bienes necesarios.

Un día antes de la carrera las ansiedades comienzan a dar a luz algunos nervios y ganas de retirarse del trabajo temprano. Cuando llega el día, el reloj marca la hora indicada y comienzan las llamadas a celulares, el rejunte de objetos necesarios: Parrilla, carbón o leña, cubiertos, nylons, linternas, papel higiénico, cartas, heladerita, los víveres, el fernet, etc. Se carga todo en los automóviles, realizando una perfecta distribución de lastre según la categoría de vehículo. Cuando todo está listo, el personal se acomoda en sus butacas correspondientes y así comienza el viaje.

El viaje

Se enciende el estereo (también llamado musiquero, buiero o simplemente radio), y en los parlantes de la luneta trasera, comienza a sonar la típica transmisión AM, para mantenerse informados de las novedades del acontecimiento.

Algunas que otras paradas técnicas, y se llega al lugar. Los nervios empiezan a adueñarse de los organizadores cuando el personal policial, informa a los ocupantes de los vehículos, que el circuito está cerrado. Esto sucede con frecuencia, cuando la partida desde Córdoba se demora. Pero no hay de qué preocuparse porque siempre se tiene un plan B.

Finalmente se logra introducirse en el prime y todos los viajantes son felices, comienzan los festejos, felicitaciones y la búsqueda de un lugar adecuado: una curva bien cerrada, con barro si es posible y con muchas posibilidades de ver un verdadero espectáculo. Claro está que por lo general, la llegada al circuito es de noche y estos lugares son difíciles de identificar.

Campamento

Se arma el campamento y se discuten lugares y formas de armar un refugio. Cuando se llega a un acuerdo, se prende el fuego y así comienza la magia.

Ya todo está listo y se asignan tareas: Uno prende el fuego, otro lo supervisa, alguien termina con los retoques del campamento y por último, se busca al indicado para preparar el fernet. Aquí nos detendremos un momento para explicar este ritual: Se consigue una botella vacía de Coca-cola, se le aplica un corte horizontal a la mitad de la misma y quien dice saber del tema, realiza un doblez al plástico, para obtener un pico al mejor estilo jarra. El recipiente que obtendremos de este proceso lo llamaremos “caña”. Una vez terminado, se depositan un par de hielos en el fondo de la caña y se vierte una medida de fernet (aproximadamente, la relación fernet-coca, es de 30%-70%). Cuando la medida del aperitivo está lista, la caña se inclina a 45º y la Coca-cola se derrama en el recipiente lentamente para no generar una molesta espuma. Una vez llena la caña, se echa un chorrito de fernet sobre la espuma para erradicarla por completo. Así concluye la realización del fernet, una bebida típica del campeonato mundial del rally en Córdoba Argentina y la noche transcurre entre fernet, asados, mucho frío y amigos.

La competencia

Para quienes no saben, el rally es una competencia por tiempo. Esto quiere decir que no gana quién llega primero, sino el que menos tiempo realizó. Los circuitos por donde se corre esta carrera no son cíclicos, tienen un punto de largada y otro de llegada. A diferencia de la mayoría de competencias automovilísticas, donde los autos de carrera transitan todos juntos, los vehículos de rally corren solos y los verás sólo una vez (con la salvedad de que el tramo se corra dos veces).

Entonces, aquí surge la pregunta más normal en los desentendidos del tema: “¿Qué gracia tiene pasar toda la noche en la montaña, morirse de frío, llenarse de barro y muchas otras cosas más, para ver pasar a un auto a 100 Km./h una sola vez?” yo les respondo que aquel que nunca vivió la experiencia, nunca sabrá de qué se trata esta pasión. Hay algo de magia en esos vehículos que cuando se van, querés que vuelvan a pasar una y otra vez. No sé cómo explicarlo, pero es increíble.

Luz, cámara, acción

Una vez pasada la noche, una vez preparado el fernet, una vez comido el asado, todo el mundo se predispone a encontrar un lugar en las gradas improvisadas. Faltando una hora para que pase el primer vehículo, comienzan a circular las camionetas de la policía junto a los “veedores”. Estos, son el personal de la organización del Rally, que verifican que el público esté correctamente ubicado detrás de la famosa cinta verde. Es preferible portarse bien mientras estos individuos circulan, ya que podrían cancelar la prueba y uno ganarse algunos insultos con golpes de puño. En este sentido la gente es muy conciente y ayuda a mantener el orden propiciando insultos a quienes se encuentran mal ubicados. Por eso si vas al Rally nunca te ubiques detrás de la cinta roja, ese es un buen consejo.

Ya todo está listo y la función a punto de empezar. Las radios AM suenan a todo volumen y la gente se informa. El locutor gangoso dice: “La primer máquina está ubicada en el sector de largada, ya todo está listo y en un momento le darán la señal. Escuchemos el motor (ruido a caño de escape libre)…” todo el mundo comienza a emocionarse y a excitarse con ese sonido tan particular del auto de Rally. El locutor AM vuelve y dice: “3, 2, 1, top top top”. Esa es la frase para saber que todo empezó. El ruido a motor ya no se escucha en la radio, sino rugiendo a pocos metros en la montaña. Se escucha un grito unísono en la gente que se ubica más adelante y todo el mundo comienza a gritar “AUTO, AUTO”. En pocos segundos, ves a esa máquina derrapar velozmente en esa curva a 90º. Los brazos se agitan, y todo el buen comportamiento obtenido anteriormente se va con ese auto que acaba de pasar. Lo único que dejó esa máquina, es tierra suspendida en el aire que se ubica en tus fosas nasales lentamente, pero nada te importa.

Cada dos minutos, pasa un nuevo vehículo y cada vez más lento. Con cada paso, vas agudizando la vista y entendiendo más de qué se trata el tema. Al final, quedan sólo los rezagados, los que pasan en autos más viejos y que sólo brindan espectáculos por su mala calidad de manejo. Es ahí cuando se emprende la retirada, ya no queda nada por hacer y nada por decir. Cada uno ayuda a recoger campamento y la vuelta en el auto es silenciosa. Nadie dice nada, pero todos saben que están angustiados porque habrá que esperar un año para volver a verlos.

Reflexión

El Rally no es simplemente una carrera, donde pasan autos y nada más. El Rally atañe a una gran cultura, todos los preparativos y rituales hacen de esta competencia un momento inolvidable.

Es muy común que la gente se embriague en la montaña y comience a gritar chistes al pasar, con la chispa que nos caracteriza a los cordobeses lo que hace de esta carrera algo único.

Como dije muchas veces, la combinación “Amigos, autos, fernet, asado y montaña”, es perfecta. Todo el mundo del Rally, es mágico. Ver cómo una persona puede manejar un auto que va a más de 200 Km./h en un camino de tierra y muy sinuoso es increíble. Saber que el Rally de Córdoba es la carrera del campeonato mundial donde más concurre gente en el mundo nos enorgullece y pensar que el año que viene se vuelve a correr el Rally, nos llena de ansiedades.

(Nota al lector: Quise escribir algunas memorias del Rally, pero descubrí que para que sean interesantes tienen que ser contadas. Queramos o no, una hoja o un procesador de texto, nunca va a poder hablar ni realizar gestos. Si usted desea que se las cuente sólo contácteme).