viernes, 11 de diciembre de 2009

Paciencia

Para la chica más linda que he visto en la calle:
“Algún día te voy a conocer, y ese día algo va a cambiar. Sólo hay que tener paciencia”.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Bella idiota

Y de repente estás solo ¿Llorás? No, ya estás grande. Aparte los nenes no lloran ¿Rompés el celular? ¿Para qué? Eso no te va a llevar a un aren repleto de mujeres. Ya está. Lo único que queda después de la tormenta sos vos. Pura y exclusivamente vos, con vos. Después de la contienda, no queda otra que mirarse en el reflejo del monitor, ante esta hoja en blanco y tratar de llenarla sin despotricar contra nadie. Dar nombres sería más cruel que lo de recién.
Mejor es escribir. Tipear letra por letra hasta que sangren las manos, hasta que se vacíen las palabras de la cabeza, hasta que el corazón quede limpio y ordenado. Nada como salir al mundo después de haber hecho catarsis. Escribir, escribir, escribir. Sacarse esa puta voz de la cabeza que te va dictando lo que tenés que decir.
En fin… Después de discutir, se vienen los por qué. Los cómo, los cuándo, los dónde y de nuevo los por qué. ¿Por qué me enojo? ¿Cómo me di cuenta? ¿Desde cuándo? ¿Dónde pasó que yo no estaba? ¿Por qué la gente tiende a tildarme de boludo? ¿Tanta cara tengo? Son muchas preguntas juntas, que uno intenta respondérselas todas juntas. No tiene muscho sentido. Tiempo al tiempo, ya todo va ir tomando forma. Pero… ¿Por qué me agarran de boludo? Quien me conoce un poquito debería saber que es lo peor que me pueden hacer. Hay preguntas que no me interesan mucho, pero esa es especial. Y de nuevo, otra vez, de repente te sentís solo. ¿Qué más da? No queda otra que escribir “Bella idiota”.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Desencuentros lejanos

Ella vivía en un planeta lleno de mierda, él solía caminar por su vereda. Ella fumaba paraísos desde su infierno, él decía no tener nada de miedo.
Él regalaba besos por algunos barrios, mientras ella escuchaba a Sabina sin amarlo. Él parchaba corazones por nada a cambio y ella lo tenía destrozado.
Ella quería sentirse bien por tan solo un rato, él intentaba ponerse en sus zapatos. Ella jugaba al ta te ti con sus fracasos, mientras que él aspiraba volver al mundo sin ser dañado.
Él escribía algunos versos medios extraños y ella leía su libro todo desarmado.
Pero no es así. No pueden negarlo. El amor les tira sin atarlos. Todo es tan extraño… Lo que ayer era un te quiero, hoy es un te amo.

martes, 27 de octubre de 2009

Julieta, de nuevo Julieta.

Y si le gusta andar por la vida con los cordones desatados ¿qué? Nadie es dueño de juzgar decisiones equívocas. Y ahí sigue y seguirá, con el corazón en la mano. Lleno de agujeritos, esperando al buen cirujano que nunca supe ser. Abrazarla es consuelo de tontos y besarla… Besarla es una utopía… ¿desangrante? Desangrante podría ser.
Me conformo con ver su helado derritiéndose en el culo de un vaso interminable. Lleno de dudas. Dudas que tal vez, algún día, en algún lugar, en algún momento, descifraré. Verla caminar con aires de libertad me llena el corazón y vacía mis bolsillos. Desvivirse suena bien. Tal vez en otro momento.
Cabe la duda ante cualquier ocasión, pero saber que alguien la peleó para vivir, contempla todas mis aprobaciones. Después de todo, sus caprichos y su ciclotimia calman mis ansias de protegerla. Nunca mejor dicho: Desvivirse suena bien. Tal vez, este es el momento.

jueves, 8 de octubre de 2009

Historias de Taxis

Y seguimos con la modalidad Arjona. A pesar de todo lo que digo sobre él, tiene una capacidad excepcional de entender y sacarle jugo a muchas situaciones cotidianas. Con marcadas excepciones ¿De vez en mes una cigüeña se suicida? En fin, pequeños defasajes de nuestro querido cantautor.
Y si de vez en mes una cigüeña se suicida, seguramente que un taxista le hace el amor a una mujer ricachona varias veces más. Todo este pensamiento sobre Arjona, nace precisamente ahí. En un taxi. Ayer tuve un accidente en mi ojo izquierdo mientras trabajaba y tuve que tomarme un taxi hasta el oftalmólogo. Me subí y empezamos a conversar. Ahí até cabos y dije: voy a escribir en verdades sobre esto.
Descubrí que siempre que me subo a un taxi me pasa lo mismo. Saludo, digo la dirección a donde voy y empiezo a tirarle la lengua al conductor. Hay algunos cortantes que no quieren hablar. Pero la mayoría, si le diste un poquito de pie, no paran. Por lo general se comienza por un tema que los atañe todos los días: El Tráfico. Obviamente, desparraman enojos, caemos evidentemente en el meollo del asunto: El intendente de turno. De ahí pasamos al gobernador, que no deja ejercer al intendente. Y del presidente que no deja llevar a cabo sus ideas al gobernador. Es una cadena compulsiva que se repite de taxi en taxi.
También encontré cierto patrón horario. Si subís a un taxi un sábado por la noche, la conversación se vuelve un tanto erótica con toques de amistad confidencial. Y así, nos remitimos directamente a lo que canta nuestro queridísimo Ricardo. Todos cuentan algo parecido. O se ponen de acuerdo, o es mera casualidad, o todos los tacheros nocturnos se la cuentan. La cosa es que todos son Machos Latinos. Todos se levantan pasajeras, a todos les pagan, o pagaron, con especias alguna vez. Así, yo también quiero ser taxista. Al final, Arjona tenía razón ¿Qué es lo que hace un taxista seduciendo a la vida?
PD: Escríbanme algunas historias de taxi…

jueves, 24 de septiembre de 2009

Influencias

Algunos dicen que las influencias no existen. Que son sólo formas perversas de ocultar el plagio. Yo les digo que los lleve mandinga. Las influencias existen y son increíbles disparadores.
Hace unos minutos escribí algo en verdades y hace un par de minutos, la rubia del avión me escribió esto. No se pongan celosos muchachos, pero esta vez me tocó a mí. Con ustedes, Anto Pomodoro:

Voy

Voy a vivir. Voy a hacer un esfuerzo mental. Voy a dar una caminata lunar. Voy a explotar en perfume y color. Voy a perderme en fantasías, en sueños turbulentos, en juegos prohibidos y en planes sangrientos. Voy a descansar bajo el cerezo en este juego de paciencia. Voy a invadir jardines privados donde florezca el nomeolvides. Voy a desconfiar de los hombres encantadores. Voy a arrancarme los auriculares y dejar que todos nuestros besos salgan del armario. Voy a entregarte la medida exacta de placer, y a organizar tu discreta sepultura. Voy a criticar los viejos mitos burgueses de la felicidad. Voy a convidarte postres que reinventaré en verano. Voy a conservar esto, esto tan imperfecto. Voy a volver a vivir en mi próxima vida siendo dulce y exótica.

La Rubia...

Vengo

Vengo del sol. De amores rotos sin desconsuelos. Vengo de cantar zambas melancólicas que queman los huesos. Vengo de dolores desalmados, de caricias que no existen, de muñecas que lloran a la soledad. Vengo de ahí y mucho más. Vengo del mar. De donde la gente sin sangre hiere las venas de este hermoso atardecer. Vengo del sur, de fríos sentimientos, fríos resentimientos. Vengo del norte, de laderas infértiles, de reminiscencias absurdas. Vengo del centro, de ahí donde la vida es más dulce, donde la vergüenza es absurda, donde las tristezas chacareras. Vengo de la ciudad, de montañas de ladrillo visto, de anzuelos de amoríos baratos, de tristezas infinitas a la luz de un tubo fluorescente. Vengo y no vengo. Vengo y si puedo me voy.

lunes, 31 de agosto de 2009

La publicidad que nos deja pelados

Hace tres años, en el 2006, había cosas que no me preocupaban como ahora. Digamos que la palabra calvicie no estaba incluida en mi diccionario y mucho menos en mi léxico habitual. Las publicidades de tratamiento capilar no me movían un “pelo”.
Hace tres años, en el 2006, invertía dinero en peluquería para verme más presentable y no me preocupaba mirarme de atrás en un espejo. Hoy, hago peripecias y contorciones para poder observar los últimos vestigios de cabellera que asoman por la coronilla. Hace tres años no me interesaban las entradas. Hoy, me dejo el pelo largo para taparlas.
Tal vez hace tres años no discutía tanto, no hablaba tanto, no escribía tanto. Hace tres años, en el 2006, no pensaba en escribir en una revista. No pensaba en crear campañas, en mandar mails, en entregar trabajos, en rendir finales. La almohada se despierta cada mañana enredada en mi residuosa cabellera, que alguna vez, en algún momento de mi infancia, fue tan rubia como la de Brad Pitt.
Tal vez el lector se pregunté el por qué de esta nota. Mi idea, como buen samaritanito es advertirte y recomendarte algunos productos para prevenir esta rigurosa caída. Después de todo, a mi nadie me avisó que en el 2009 me iba a quedar pelado.
Tomando un poco de conciencia y pensando en los hechos, sacar cuentas nunca viene mal. Cambiar un par de pelos por algunas ideas y una licenciatura no es un mal negocio. Me gusta mi carrera y lo digo con orgullo. No me gusta mi pelada y también la muestro con orgullo. Ahí están esas horas de estudios, de trabajos, de ayudantías y de concursos. Mi pelada cuesta varios semestres de mates, criollos y cocas. Mi pelada no se cobra por puntos y mucho menos se la vende como a un paquete de Arnet. Mi pelada es mía y sólo mía. La gané y lo cuento con orgullo. En algunos años sólo quedará el recuerdo de lo que habitaba sobre mi cabeza, mientas tanto disfruto de cada uno de los pocos pelos que me quedan. Después de todo, hace tres años, en el 2006, tenía pelos.

martes, 4 de agosto de 2009

El sueño del pibe

Y así, masticando sueños, la cosa va tomando forma. Lo que ayer era utópico hoy está dando vueltas por la vida. Lo que ayer era una frustración hoy se transformó en velocidad, en alegría, en sentimientos encontrados. Ya no se puede preguntar más para cuándo. Ya no se puede interrogar sobre lo experimentado.
Cuando empezó, hace ya más de cuatro meses, nadie sabía para dónde iba a salir el tiro. Nadie sabía bien hacia dónde iba o cuáles eran los límites de la física, de la combustión, ni de los deseos del hombre por acudir más rápido a vaya a saber uno dónde. He aquí que hoy dan resultados las idas y venidas, las broncas, los regocijos, las charlas, las investigaciones, las preguntas, las respuestas. Eh aquí que hoy, seguramente él está sentado observando su creación. Admirando los detalles, pensando en lo que pasó, en lo que pasa y en lo que está por pasar. Siempre quedan cosas por pasar. Seguramente si hoy alguien le pregunta si le gusta estar vivo, la respuesta será un determinante y convincente sí.
Ya pasaron muchas cosas y cuando uno hace una retrospectiva de estos últimos cuatro meses se da cuenta de todo el tiempo y todas las situaciones vividas. Tanta agua bajo el puente que ya ni recuerdo con exactitud los sucesos pero en fin, el punto no es ese. Tampoco es un punto, aunque muchos lo confundan.
Me gustaría continuar este relato tratando de explicar lo inexplicable. Lo que mucha gente no podrá entender si no lo vive en carne propia, si el tema no lo apasiona, si el olor a nafta mal quemada no lo mueve. Uno de los mejores inventos del hombre es reflejo de sus necesidades. Esa necesidad de transporte que hoy muta a una inexplicable ansiedad que satisfacción de algo que no sé bien qué es. Cabe aclarar que antes lo advertí, trato de explicar lo inexplicable. Aquel que no ha tenido nunca esta experiencia poco entenderá. Aquel que, como Lautaro, sabe de qué le hablo se regocijará en recordar esta extraña sensación.
Hoy, después de cuatro meses lo utópico está dando vueltas por la vida. Hoy, después de cuatro meses mi amigo Lautaro cumple años y puede brindar al lado de su palio 1.4 turbo. Aquél que tantos dolores de cabeza le ha dado. Ese por el cuál algunos lo llamaron loco y tal vez ya entiendan su trastorno. Me pareció una buena forma de saludarlo y de devolverle algunas alegrías que hemos compartido en el camino rumbo a la locura por los autos. Todavía queda un trecho. El hombre es un animal insaciable e inconformista por naturaleza. Aún queda por hacer, por frustrar, por romper, por alegrarse, por desarmar y armar. Y así, masticando sueños, la cosa va tomando forma.

Algunas cifras extra oficiales del proyecto palio:

- 300 horas reloj de telefonía celular.
- 1100 alertas de Nextel.
- 112 almuerzos de Emanuel en Forward.
- 240 etiquetas de Marlboro box.
- 5 encendedores Bic.
- 3 tiras de Ibupirac.
- 1440 horas de ansiedad en Forward (sin tener en cuenta feriados ni horas extralaborales).
- 40 latas de Red Bull.
- 32 noches de Voodoo

(Cabe aclara que las cifras son extra oficiales y sacadas a ojo).

domingo, 5 de julio de 2009

Eyelit y la que te parió

Me rompen soberanamente las pelotas las cajas donde vienen los calzoncillos. Es literalmente increíble la facha que tiene el tipo que aparece impreso en la cara superior de la puta cajita. Definitivamente esos hombres no existen. Seguramente son productos de una conjunción exacta de tintas sobre el papel, máquinas rotativas y un buen registro.
Resulta que mi vieja, como buena madre, me compró un boxer y al mirar la caja en la que venía me dio vergüenza y hasta me sentí mal sabiendo que poniéndome el calzoncillo no iba a quedar como ese pintoresco muchacho. Describirlo sería atentar contra la humildad que refleja la cara del tipo, pero igual lo voy a hacer. De arriba para abajo, este hombre parece ser una especie de actor porno del I-Sat. El pelo largo al mejor estilo Ráfaga o Comanche. Está mirando con una extraña expresión de “te voy a comer cruda” lo que lo torna un tanto intimidante para el verdadero usuario del producto: El Hombre. Tiene el pecho como las sierras chicas, con un hachazo en el medio que yo deduzco, debe servir de canaleta para cuando se derrama Fernet por su cuello. La espalda parece un triángulo equilátero invertido en perfecto equilibrio con su entrepierna y tiene los brazos separados del cuerpo como preguntando “¿Quién le pegó a mi hermana?”. La panza se asemeja a una tabla para lavar la ropa, parece dura como piedra y más abajo se puede apreciar una pieza que desencaja totalmente de la realidad. Un tobul que sólo se logra con varios pares de medias o un bebé. Si eso es de verdad debe pesar como cinco kilos.
Ahora bien, luego de esta descripción un tanto gay, analicemos la imagen y saquemos nuestras propias conclusiones. Díganme la verdad ¿Qué hombre puede comprar un calzoncillo al ver semejante imagen? Ese tipo atenta contra nosotros. Les hace creer a nuestras mujeres que el mundo es perfecto, que los que estamos mal somos nosotros que nos ponemos el calzoncillo y el abdomen tapa la mitad de la banda elástica. Que al mirarnos al espejo, nuestros brazos se separan de la panza sólo por una cuestión de kilos. Que nuestra cabellera se aleja y discrepa de esa mata de pelos que tiene esa “figurita” porque nos estamos quedando pelados. Que nuestro bulto es de verdad y no aparenta pesar más de lo normal. Señoras no se dejen engañar, la tabla de lavar la ropa está en el lavadero, no en la panza de su marido ¿Quién consume ropa interior por el tipo de la cajita? Ah… ya veo. El calzoncillo me lo regaló mi vieja.

PD: Mi calzoncillo nuevo tiene estrellitas y es un tanto gay pero lo voy a usar igual. Gracias Má.

jueves, 21 de mayo de 2009

La vida detrás de una sonrrisa

La vida es linda, la vida es bella y comprensiva. La vida está hecha para ser vivida, acariciada, mimoseada y besada. Para sonreír, para enamorarse y desenamorarse, para reír y llorar, para cantar a los cuatro vientos o callar horas de silencio. La vida es eso, un compuesto de antítesis que logran el perfecto equilibrio de la naturaleza humana, al cuál llamaremos: vivir ¿Ves? La vida es linda, la vida es bella.
Hace no mucho tiempo conocí una muchacha ojos de miel. Una señorita que camina robando suspiros ajenos. Su pelo enreda rizos castaños que anuncian su paso. Gestos y mímicas acompañan su voz de gorrión feliz de ver el sol. Nunca una tristeza, siempre una sonrisa. A ella el viento no la despeina, la vuelve más linda. El calor no la agobia, lo disfruta como si fuera el último día de verano. El frío no la hace temblar, la hace bailar.
Ella supo volver a los Beatles en lugar de Sabina. Nunca conocí a una persona que disfrutara tanto de cada momento, de cada sentimiento, de cada caricia. A diferencia del pato criollo, esta muchacha es un paso, una carcajada. Por esto es que escribí, escribí y escribí. Por eso es que cada persona así se merecería un post, por eso es que la vida es linda, la vida es bella.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Ilusión Ilusa

Me pasa la vida, las lágrimas y los sueños desarraigados del bolsillo del saco ¿Qué se hace con un tonto que no para de soñar? Qué se hace con una vida tan llena de quimeras, de ilusiones ilusas que morirán en un cuaderno, en una computadora o peor aún, en un cerebro perturbado. Ilusiones que no dependen de uno, que dependen de una gran maraña de sucesos, actos y pensamientos de otra persona, que seguramente ni se ha dado por aludida de que dio un paso en falso… o no. A lo mejor el que dio el mal paso fui yo.
Todos los días, en algún momento, en algún rincón desolado pienso. Y ya hace tres años que todos los días, en algún momento, en algún rincón desolado pienso. Según el budismo no encuentro la “iluminación”. No me vengan a hablar de iluminación, de iluminación háblenle a EPEC. Lo mío es boludes, ceguera, estupidez, o simplemente discapacidad para entender lo que no tiene explicación. Y pensar que alguna vez alguien me dijo que lo que tenía yo era una calentura, que ya se me iba a pasar. Ya van tres o cuatro años, todavía espero que se pase pero no encuentro ni vislumbro un final. Algunas calenturas se apagan con un sentimiento difícil de explicar.

martes, 5 de mayo de 2009

Cenicienta a medias

¿Cómo llega el taco del zapato de una mujer a un cajón de la cómoda de mi habitación? Buscando en cajones inhóspitos de mi dormitorio, que nunca suelo abrir a excepción de que esté buscando algo realmente raro, me topé con un extraño objeto. Luego de analizarlo, llegué a descubrir que era el taco de un zapato. No pude evitar pensar en cómo llegó ese peculiar objeto a mi habitación. Comencé a sacar conjeturas mientras estudiaba (uno piensa demasiadas boludeces cuando estudia y después se pregunta por qué le fue mal en el parcial), pero ninguna se asemejaba a la realidad.
Pensé que alguna mujer descuidada había abandonado su taco en el apuro de huir de mi pieza por motivos escabrosos, pero recordé que las mujeres no entran a mi habitación y menos salen corriendo con motivos escabrosos. Pensé un poco más. Se me ocurrió que algún narcotraficante, apurado por escapar de mi vieja, había abandonado su mercancía allí, pero descubrí que el taco es macizo y que es imposible guardad estupefacientes en la misteriosa pieza del zapato. Pensé un poco más. ¡Seguramente lo perdió la boluda de la Cenicienta! Obviamente la Cenicienta es una historia ficticia. Pensé un poco más. Mi perro lo encontró en la calle, lo trajo y en vez de enterrarlo lo escondió en el cajón. Lo dudo mucho, el boludo de mi perro no se anima a salir a la calle y no creo que sepa abrir cajones. Pensé un poco más, un poco más y un poco más y llegué a la conclusión más razonable. Volví en pedo de bailar, a alguien se le rompió un taco y yo lo guardé vaya a saber para qué.
Seguramente es la opción más acertada, pero aún me quedan mis dudas. Ahora que pienso bien, tengo recuerdos borrosos de haber llegado a casa y al vaciar mis bolsillos, encontrar el taco. No estoy seguro. Si ese día hubiera tomado un poco menos, si la memoria no me fallara tanto, si el Fernet no fuera tan rico, si las mujeres cuidaran sus tacos, si el barman me quisiera un poco menos, si mi vieja me cuidara un poco más, si la salidas nocturnas no me gustaran tanto, si la Cenicienta no se quedara a medias, hoy, seguramente, no hubiera escrito esto.

PD: En serio que encontré un taco de zapato de mujer en un cajón de la cómoda y no sé cómo llegó ahí.

miércoles, 15 de abril de 2009

Versos sin sentido en papeles que no existen

Carnavales de emoción, sangre verde de gente que no tiene corazón. Memorias imborrables de tiempos que ya nadie recuerda y vos, sentada ahí. Tan lasciva, tan espléndida, tan radiante, tan linda. Recordar es humano igual que errar, recordar es divino igual que perdonar. Cada cuál debería meter sus narices en peceras heladas para sofocar el calor de la verdad y nada de andar dando vuelta por parques de diversiones diluviando olvidos y amores rotos. No puedo dejar de mirarte, no puedo dejar de querer abrazarte cada vez que te siento cerca. La vida nos tiene a prueba y las fantasías son el ejemplo perfecto de lo que acabo de nombrar. Oíd mortales el grito salado, libertad, libertad, libertad. ¿Tan malo es escribir sin pensar? ¿Tan malo es dejarme llevar? Llevame, llevame lejos donde nadie pueda oírnos y gritá. Gritá tan fuerte para que no te escuche nadie, sólo yo y mis ángeles.

lunes, 16 de febrero de 2009

Cómo te quiero

Este post va dedicado a la Urraca, que se banca que le diga Urraca y muchas cosas más. El texto es una recopilación de cariños orales.


Te quiero como a la espuma de la leche chocolatada, como a la Coca en botella de vidrio, como al CD del Flaco Pailo en un viaje largo. Te quiero como a una película de canal 12 un domingo, como al asado improvisado, como al Rally con amigos, como a un libro antes de dormir. Te quiero como los sábados de Voodoo, como al campo en invierno, como a una siesta sin apuros. Te quiero como al fernet en el patio, como a andar en el auto de Lautaro a los pedos, como a un viaje al norte con buena compañía. Te quiero como a un billete lila, como a una caipiriña, como al mar de Brasil. Te quiero como a un porrón bien helado, como se quiere a la coca y el fernet, como al vino y melón. Te quiero como a un chori en el parque, como a una canción en la radio, como a los comentarios de verdades. Te quiero como al escape de mi auto, como a la salida del jueves, como a soñar con los ojos abiertos. Te quiero como a decirte urraca, como a sentir tu piel, como a tus labios en mi boca. Te quiero como a que me digas te quiero.

PD: La Urraca es mi novia, mejor conocida como Carla.