miércoles, 21 de julio de 2010

Vacío

Mi vida se redujo a una mesita de luz, una cama y un televisor. Me siento hermético, sucio, abyecto y encerrado. Soy como un triángulo equilátero con todos sus lados desiguales.
No soporto mi hedor a tabaco rancio y mi ácido mal humor. Me cuelgo planeando ideas sin fin. Libros sin escribir, canciones sin acordes y algunas poesías cortas de genio y palabras.
Acides, otitis, resfríos, malestar, desvaríos. De alguna extraña manera, mi cuerpo aprendió a llorar. Yo no. Quiero descargar y no puedo. Sólo sé apuntar a donde hay inocentes. Mujeres y niños, lanzarse por la borda. En caso de emergencia ni se le ocurra romper el vidrio, podría salir lastimado.
Dormir quizás sane las heridas de un rutinario día. Tal vez mañana vuelva a ser ese chico al que todos buscaban para ir a jugar. Está bien, asumo todas las responsabilidades.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La vida es después de todo, una boda..


rubia.