martes, 28 de octubre de 2008

Arjona botonaso...

Me cago en Arjona. Antes estaba todo bien con el tipo, es más: me encantaba escuchar sus canciones cuando estaba mal. Me sentía muy identificado. Escuchaba cualquier tema y decía: “La hija de puta le hizo lo mismo que a mí”. Pero ahora… ahora es distinto. Lo tengo montado en la punta de un huevo.

El otro día charlaba con un amigo (Mili, que no es amiga, es amigo… es una incógnita el por qué le pusieron apodo de mujer a ese chico) y llegué a la conclusión de que empecé a odiar a Arjona desde que escuché con atención el tema “Dime que no”. Una vez analizado el tema, comenzaron a pasar cosas raras. Las mujeres me decían que no, pero me lanzaban “un si camuflajeado”. Y empecé a sospechar, y me empecé a perseguir… “esta mina me dice que no, pero ¿me estará diciendo que si? Mmm… má sí yo me mando…” así me iba también, a veces bien, a veces mal.

Y empecé a descubrir un patrón:

- Hola flaca ¿cómo andás?

- Mal.

- Bueno, pero seguro que ya vas a estar mejor.

- No.

- Qué negativa… ¿querés bailar?

- No.

- ¿Viste que sos re negativa?

- No.

- Bueno, te lo digo: Sos re negativa.

- Bueno.

- ¿Querés tomar algo?

- No tomo.

- Pero yo no te dije si querías tomar alcohol, yo te pregunté si querías tomar algo.

- Ah bueno… No.

- Andá a cagar.

Así que después de esto le digo a las chicas: Basta, basta. No nos gusta que nos digan que no. Odiamos las histeriqueadas. Arjona, te odiamos. Ahora todas las minas piensan que somos masoquistas como vos.

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